Nuevas categorías, nuevas reglas, nuevos desafíos

 

La CAB oficializó nuevas reglas para las categorías U7, U9 y U11. Un análisis sobre cómo impactarán en el desarrollo de los chicos y en el rol de los entrenadores.



El mini básquet de Argentina comienza el 2025 con novedades. La CAB hizo oficial la modificación de las categorías U7, U9 y U11 y dio a conocer las reglas para toda competencia asociativa, federativa o nacional.


No me voy a detener en las formas o en la falta de consulta a través de la cual surgieron estos cambios. Tampoco en las cuestiones administrativas ni burocráticas, como el registro de jugadores y árbitros. Quiero superar a través de este artículo la catarsis sobre la situación actual de nuestro básquet, válida por cierto, sin embargo no creo que sea el lugar para hacerlo ni el objetivo de este artículo. Me voy a centrar puntualmente en analizar cómo impactan las nuevas reglas en el trabajo del entrenador y del monitor de básquet, para ver posibles formas de intervención con el objetivo de ayudar a que la transición sea lo menos grave posible.


Voy a dividir el análisis por categoría para su mejor interpretación. Comencemos por los más chicos.


Categoría mosquitos / U-7

Es importante destacar en esta categoría la propuesta de encuentros en la cual varios clubes coincidan en una sede para jugar varios partidos en una jornada. De esta forma, en regiones en donde los traslados son extensos, se puede sistematizar la competencia cada 14 ó 21 días pudiendo jugar 3 ó 4 partidos en una sola jornada.


Las nuevas reglas sugieren jugar 4 períodos de 5 minutos por juego, tiempo que quizás sea demasiado acotado, dado que en estas edades es habitual la interrupción permanente del juego, por pelota dividida entre dos, cordones desatados, golpes, etc. lo que hace que el tiempo neto de juego se reduzca significativamente.


En este sentido, debemos intentar entre todos los actores involucrados (entrenadores, monitores y árbitros) garantizar que los 5 minutos se acerquen lo más posible al tiempo real de juego. Quizás una buena alternativa, por ejemplo, para minimizar el tiempo perdido cuando exista una pelota dividida entre dos, sea que el árbitro tenga otra pelota en su mano y la ponga en juego cuando advierta esta situación.


Un aspecto a tener en cuenta, dentro de esta categoría, es la recomendación de jugar con pelota número 5 y aro a 2,60 mts. No todos los U7 tienen la fuerza necesaria para llegar con esa pelota a esa altura, con lo cual, creo que sería importante ser flexibles en este aspecto y contar con la posibilidad de bajar el aro a 1,80 mts. y jugar con pelota N° 3, en el caso que las características de los jugadores lo requieran. Consideremos que pretender enamorar a los chicos del básquet sin que puedan convertir en la primera etapa del proceso de aprendizaje es muy difícil.


Para el club anfitrión, las nuevas reglas incorporan dos ítems que, utilizados correctamente, pueden ser un buen complemento a los partidos.


Uno es el tercer tiempo. Agregaría acá la importancia de que el contenido de este momento tenga que ver con formación nutricional. Es decir, desde pequeños, concientizar en hábitos saludables: agua, jugos naturales, frutas, frutos secos, deberían ser moneda común en los terceros tiempos. Ofrecer bebidas azucaradas o golosinas va en contra de los hábitos que pretendemos para un niño saludable.


Otro ítem es el llamado “espectáculo”, en el cual se sugiere contar con música durante el encuentro y mostrar lo realizado en redes sociales. Agregaría aquí la posibilidad de finalizar el evento con un circuito de habilidades o una rutina de lanzamiento en donde, más allá de los partidos, se ofrezcan otras actividades vinculadas al básquet.


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Consideremos que en estas edades los chicos se están iniciando y no todos participan activamente del partido, más allá de que el 3vs3 permita una mayor participación que el 5vs5, con lo cual, este tipo de propuestas nos van a asegurar momentos de protagonismo pleno en donde el jugador o la jugadora tendrán garantizada toda la atención para con ellos.


Categoría U-9

La diferencia más significativa para esta categoría, en comparación a cómo se jugaba hasta el año pasado, es el nivel de competitividad. El reglamento deja claro que se contabilizará el tanteador al final del juego, determinándose un ganador y un perdedor y que, en caso de empate “se jugarán los períodos necesarios para determinar al equipo ganador”.


Y acá quiero detenerme y hacer un análisis de la coherencia general de las reglas para esta categoría: cuando en un deporte existe la posibilidad cierta de ganar o perder, más allá de llevar o no el tanteador en el tablero, esta posibilidad se debe complementar con reglas que sancionen cualquier tipo de especulación sobre el resultado del partido. ¿A qué me refiero? A que, de acuerdo al reglamento tal cual está escrito, al no haber reloj de posesión, un equipo que esté ganando el partido puede tener la pelota y dejar pasar el tiempo hasta que suene la chicharra para ganar el juego, sin intención de atacar. O bien, al no contabilizarse las faltas personales, un equipo que esté ganando y defienda en los últimos momentos del juego, puede hacer faltas personales ininterrumpidamente hasta que el tiempo acabe y así ganar el juego.


¿Esto quiere decir que está bien? ¡Claro que no! Pero es reglamentario. Y acá creo que vemos uno de los principales problemas que tiene esta modificación de reglas para este año, que es la transferencia de responsabilidades éticas del reglamento a los entrenadores. Sabemos que en la etapa de mini básquet, muchas veces, desde mi punto de vista, equivocadamente, no dirigen los más experimentados, sino quienes están comenzando su carrera como entrenadores. Entonces acá radica el problema mayor: las nuevas camadas de entrenadores ¿tienen claro que estas situaciones que describí antes son reglamentarias pero no adecuadas para estas edades? Las familias ¿tienen claro que en la categoría U9 la prioridad no es ganar poniendo al mejor jugador a jugar el 100% del tiempo? Las nuevas reglas, liberan esta responsabilidad y la dejan en manos de los entrenadores. Por eso me parece central poder apoyarlos y sostenerlos, desde el coordinador de la actividad hasta los dirigentes del club.


Celebro que se haya mantenido el formato de 3vs3, ya que considero (y varias investigaciones así lo ratifican) que es el formato más adecuado para el básquet en etapa de iniciación y valoro también la intención de mostrar el formato futuro, a través de finalizar el partido jugando 5vs5.


Lo que carece de solidez es la cantidad de períodos de juego, su duración y la falta de límite de períodos máximo de juego por jugador. El reglamente propone jugar 14 períodos (si, 14) en total, llegando a 70 minutos de juego neto por partido. De esos 14 períodos se jugarán 8 de 5 minutos en formato 3vs3 y 6 de 5 minutos en formato 5vs5. La pregunta es, siguiendo a lo descripto en el análisis del U7 ¿no será poco tiempo de juego 5 minutos por período, con las detenciones habituales que suceden en esta categoría?


Si la justificación es la capacidad aeróbica de los jugadores ¿es coherente con los 70 minutos de juego neto total? ¿Es coherente con la posibilidad de que un jugador juegue el 100% del tiempo del partido? ¿No se perderá mucho tiempo entre período y período?


Estas preguntas solo tendrán respuestas en el transcurrir del año. Mientras tanto, veamos cómo podemos convivir en este contexto: creo fundamental tener listos los equipos para que cuando termine un período, rápidamente poder entrar y continuar con el juego, evitando charlas extensas y pérdidas de tiempo. También creo importante el trabajo arbitral que se haga, formando a los árbitros en la necesidad de asegurar la mayor cantidad de tiempo de juego real. Convengamos que en períodos de 5 minutos, el tiempo vuela y el árbitro, con sus decisiones, puede maximizarlo o hacer que en ese período, un jugador toque 1 ó 2 veces la pelota.

Para concluir el análisis de esta categoría, creo determinante, en esta primera etapa del año, aumentar el nivel de tolerancia de todos los involucrados: no estábamos acostumbrados a este nivel de competitividad en los últimos años a estas edades, por lo cual, será un gran cambio para todos. Familias viendo como sus hijos e hijas ganan y pierden, con las consecuencias esperables, entrenadores acorralados entre un reglamento que les permite hacer cosas “legales” pero no “formativas” y árbitros con este mismo reglamento agregado a la presión de las familias y los entrenadores.


Si no aumentamos todos nuestro nivel de tolerancia y respeto y cuidamos a nuestros jugadores, será un año muy complicado.


Categoría U-11

Si comparamos cómo jugaba un niño/a de 9 años el año pasado y cómo va a jugar este año, sin dudas que es la categoría que más cambios va a sufrir.


La regla que más controversia me trae es la eliminación del máximo de períodos de juego por jugador. Es decir, en esta categoría se juegan 6 períodos de 8 minutos de tiempo neto. O sea que un jugador, por reglamento, puede jugar 48 minutos. Más tiempo del que juega en un partido de Liga Nacional.


Vuelvo a resaltar que ahora queda en manos del entrenador tomar la decisión de que el jugador o la jugadora juegue todo el partido. También queda en manos del entrenador el hecho de explicarle a la familia de aquel que resignó minutos para que su compañero juegue todo el partido, la importancia de ganar para sumar puntos para el resto de la tira y así poder ascender, en el caso de las regiones en donde se nivela la competencia con la sumatoria de todas las categorías.


Esto me hace mucho ruido: históricamente, el mini básquet, como todo mini deporte, garantizaba a través de sus reglas la democratización del juego, haciendo que todos los participantes tuvieran asegurada una competencia con niveles de competitividad óptimos para que se formen en un ambiente que les permita aprender, equivocarse, acertar y en donde el ganar y perder estaba atenuado, de alguna forma por el contexto. Ahora no. Esta gestión de la democratización del juego queda en manos del entrenador, que muchas veces, está haciendo sus primeras experiencias en el básquet. Con lo cual, resalto aquí la necesidad de apoyo de los entrenadores más grandes para guiar a los “del mini” y ayudarles a determinar prioridades.


Vayamos a la cancha, específicamente al aspecto ofensivo. El U11 jugará con 8 segundos para pasar la mitad de cancha, 24 segundos de posesión y campo atrás. Si nos apoyamos en la didáctica deportiva, hay una máxima que va en contra de esta regla: a peores jugadores, espacios más amplios y más tiempo para tomar decisiones. A mejores jugadores, espacios más reducidos y menos tiempo para tomar decisiones. Con lo cual, será verdaderamente un desafío poder desarrollar el control del juego en media cancha en niños y niñas de 10 y 11 años.


Se prohíben las cortinas al balón y se permiten las cortinas indirectas. Particularmente, soy de la idea de promover, enseñar y desarrollar, en esta etapa, todos los conceptos del juego ofensivo sin necesidad de cortinas, ya que creo que son, de por sí, complejos y llevan mucho tiempo: romper y descargar, juntar y tocar, pasar y cortar, etc.


Se mantiene la línea de 5,75 mts. para los lanzamientos de tres puntos. Este es otro aspecto en donde la intervención del entrenador, nuevamente, se vuelve determinante.Hoy nuestros jugadores y jugadoras consumen NBA todo el tiempo, miran a Curry y piensan que eso es normal. No es raro ver que ante la imposibilidad de pasar a su defensor, recurren al lanzamiento de tres puntos, muchas veces incómodos y marcados, para darle solución al problema.


Eso es tan real como entender que el futuro (y el presente) del básquet está caracterizado por una importancia del lanzamiento exterior cada vez mayor. Con lo cual creo importante poder incorporarlo desde esta categoría con una importante intervención del entrenador, dosificando su utilización y dejando claro cuándo sí y cuando no.


En relación al aspecto defensivo, se reglamenta como obligatoria la defensa en todo el campo, penalizando la espera en media cancha. En este sentido no habría discusión si los dos equipos tienen un nivel similar. Todos estamos de acuerdo que, a niveles similares, es preferible que el jugador que tiene el balón tenga el mayor espacio posible una oposición en frente y el que no lo tiene, que persiga por todo el campo al ofensivo. El problema se da cuando hay una gran diferencia de niveles entre los dos equipos. Estan quienes, disfrutando de esa ventaja, mandan a su equipo a esperar en mitad de cancha y otros, que a pesar de la ventaja, siguen defendiendo todo el campo.


Suponiendo la buena intención del entrenador del equipo que goza de la ventaja, a veces lo único que sucede, para el equipo en desventaja, si lo defienden esperándolo en media cancha, es que al llegar a ese lugar se encuentran con una barrera imposible de superar, en donde pierden la pelota y reciben una bandeja. Si, en cambio, el equipo defensor tiene que perseguir a los atacantes por todo el campo, es verdad que, si roban, quedarán al lado del aro, pero también es verdad que a mayor espacio, mayores posibilidades de equivocación.


Ambas posturas son respetables y el reglamento optó por una de ellas. Será cuestión de adaptarse y de entender que esta regla es un atajo para solucionar un problema aún más grande: la falta de nivelación de los equipos. No sería necesaria la incorporación de esta regla si, en la competencia, la nivelación garantizara partidos parejos entre todos los equipos participantes.


Se permiten las ayudas defensivas, tema muy discutido en los últimos años y que viene generando confusión en todas partes. En este sentido creo que la ayuda es parte del juego. Enseñamos un deporte colectivo en donde las acciones deben estar coordinadas entre todos los integrantes del equipo, con lo cual, la ayuda debe ser un contenido a enseñar, sin que sea una especulación táctica. Creo que con prohibir el 2x1 y permitir la ayuda, siempre y cuando se emparejen inmediatamente los defensores con los atacantes, podemos lograr una defensa activa, agresiva y sin especulaciones tácticas.


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Conclusiones generales

Destaco un patrón común entre los reglamentos de las tres categorías: la obligatoriedad de la presencia de un entrenador y un monitor que acompañe a cada equipo. Más allá de lo difícil de fiscalizar esta situación y alejándome de la cuestión administrativa, celebro que desde las reglas nos comprometa a que en cada club se instale la necesidad de formar a las nuevas camadas de entrenadores. Si el básquet argentino tiene algo que nos caracteriza es el nivel de sus entrenadores. Es importante seguir manteniendo esta tradición del monitor, formándolo y acompañándolo desde los primeros pasos.


Otro aspecto importante y determinante, al elevar el nivel de competitividad y por ende los potenciales conflictos que se sucederán, es la figura del responsable de equipo. Cuando el ganar y perder se combina con una competencia de niños, familias con muchas expectativas, entrenadores y clubes con las prioridades cambiadas, muchas veces se convierte en una bomba a punto de estallar. Por eso, que cada equipo tengo un adulto responsable que pueda interactuar entre el profe, las familias propias y las de los otros clubes es clave para poder hacer de cada partido una experiencia formativa positiva.


No aparece en U9 y U11, como sí lo expresaba en U7, el tercer tiempo obligatorio. Creo que no deberíamos perder este momento de camaradería al finalizar los partidos. Es un momento de aprendizaje sobre hábitos nutricionales. Como mencioné en el análisis de los U7, el tipo de alimentos e hidratación que se ofrezca en estos escenarios es parte de la formación deportiva de los chicos.


Volviendo a la cancha, como regla trasversal, en las tres categorías se permite jugar la pelota, cuando se va a afuera, sin la necesidad de que el árbitro habilite, salvo en el campo ofensivo en la categoría U11. Creo que esto dinamiza las acciones y premia a quienes estén atentos al juego. Esta regla nos invita a enseñar a sacar provecho de las transiciones. En línea con el básquet moderno, son las acciones que actualmente generan más cantidad de conversiones, por ende, enseñar a reponer rápido, en ofensiva y a tomar rápido la defensa se vuelve determinante en el juego.


Edades

Por último, un pequeño análisis sobre el cambio de edades. En los últimos días, ya con las reglas disponibles, tuve oportunidad de conversar con varios entrenadores y el comentario general era “esto ya se probó y no funcionó”. Sospecho que esto, en parte es así. Pero justamente ese es el problema. Que lo sospecho. Ni en el último cambio ni en el anterior contamos con datos precisos que nos demuestren que no funcionó. O que sí. Tenemos el defecto de sospecharlo. Pareciera que en el deporte infantil no se puede investigar, no se puede comprobar y no se pueden analizar datos. Hay sobrados profesionales en Argentina que pueden opinar con datos y analizar pros y contras de tomar esta decisión. La única pregunta que me viene a la menta y a la cual no le encuentro respuesta es ¿Por qué? ¿Qué se busca con el cambio de categorías?


Me preocupa que los U12 ahora jueguen con el aro a 3,05 mts. y pelota N° 6 cuando los datos que veo en relación a la población infantil en argentina es que la tendencia es que la falta de fuerza es un problema real. Me preocupa el elevado nivel de competitividad en edades tempranas y la liberación de reglas que garantizaban una participación democrática en el mini básquet.


Espero que, más allá de que las reglas se acerquen o no a lo que cada uno de los entrenadores entiende como ideal para un mini basquet formativo, se pueda evaluar este cambio después de un tiempo y sacar conclusiones que superen la sospecha. Es hora de debatir datos, consultar con referentes de distintas regiones del país y comparar. Lo que resultó, se queda. Lo que no, se cambia. Ojalá el mini básquet nos encuentre a todos juntos con la camiseta argentina delante de todo.


por Prof. Pablo Genga