Copa del Rey :Campazzo rescata al Madrid


Los blancos, con un Tavares renqueante, se vieron solo una arriba a falta de cuatro minutos ante un magnífico UCAM Murcia. El base argentino desniveló entonces la balanza.

Ricardo GonzálezRicardoGlezAS




El Madrid no fluye como antes, como a finales de 2023, así que, si quiere ganar la Copa, tendrá que crecer como bloque en cuestión de horas, de aquí al domingo, en pleno torneo. Lo sabe el equipo, que ahí tiene el reto. Un gran UCAM Murcia intentó arrinconar al Real y casi lo consigue: le forzó 14 pérdidas y le superó en el rebote. Solo la aparición salvadora del Campazzo más eficaz, serio y resolutivo, sin estridencias, desniveló la balanza en los últimos cuatro minutos. Los blancos avanzan a semifinales otra vez, de donde no se bajan desde 2013, cuando cayeron frente al Barça en cuartos en aquel duelo de las dos prórrogas en Vitoria. Once temporadas seguidas jugando el sábado por meterse en la final. A Campazzo (16 puntos, 4 asistencias, 3 recuperaciones y solo una pérdida para 25 de valoración) lo secundaron Deck (15 tantos), Hezonja (14) y Llull (13). Y Poirier, dadas las complicaciones evidentes de Tavares. En el UCAM, el tridente Ennis (17), Todorovic (14) y Sleva (11), más la ayuda de Caupain, casi obra el milagro liderando a un grupo con un corazón enorme, que creyó que si se entregaba al límite atrás todo era posible. Tocó un triunfo que hubiera sido sonado en un estreno copero que nos dejó un resultado predecible (84-79) con un guion imprevisible.


A Tavares aún se le nota renqueante, alguno de sus compañeros tampoco anda pletórico, pero la Copa es un evento grande y el Madrid lució de salida, para alzar el telón en Málaga, su versión competitiva, con el Deck de colmillo retorcido que conocemos y un Hezonja diferencial. Pero fíense de los principios, que luego vienen el tipo de los finales con el mazo.


La réplica de Todorovic


Se vio en el arranque que al UCAM le iba a costar echar el gancho para hacer la goma, para mantenerse aunque fuera a cierta distancia, y si no hubo brecha de inicio fue por la enorme actuación de Marko Todorovic, fichado de urgencia para sustituir al lesionado Birgander. El montenegrino mostró su muñeca, pero también espíritu guerrero para rebañarle algún balón al gran Tavares, que cojea ostensiblemente cuando corre. La presencia del pívot ayudó mucho a los suyos a agarrarse al choque, a salvar unas patentes dificultades ofensivas acrecentadas por la ausencia de Hakanson. Y, al final de la primera parte, volvió Todorovic (12 puntos al descanso) cuando el Madrid, con la vieja guardia en el perímetro (Chacho, Llull y Rudy) más Hezonja y Poirier por dentro, se había disparado: 42-27, minuto 18.


Al intermedio, solo 10 de diferencia y poco después un terremoto con epicentro en el ataque merengue, que colapsó con Musa, Yabusele y Tavares perdiendo balones y propiciando carreras limpias del rival: cuatro mates sin oposición, uno de Sleva y tres consecutivos de Ennis. El UCAM daba un volantazo llevando el pulso a su terreno, al de una defensa guerrillera. Troy Caupain, el otro director, el sano, ayudaba con dos triples y… 56-53.


Facundo Campazzo, base del Real Madrid, trata de anotar ante la defensa de Moussa Diagné, pívot del Murcia.

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Sergio Rodríguez, base del Real Madrid, trata de anotar ante la defensa de Moussa Diagné, pívot del Murcia.ACB Ph

El público, en pie, entraba en calor gritando “sí, se puede”. Y no es que el Carpena fuera una segunda Murcia, sino que la grada veía al líder del curso en apuros y empujaba para provocar la sorpresa, el KO de uno de los favoritos. Hubo llamada inmediata a la calma (y al orden) de Chus Mateo. Llull puso bastante serenidad en ese momento crítico y Poirier echó una mano. El 66-56 tras el segundo triple del menorquín (luego vendría el tercero, para un total de 65 en la Copa, dos más que Navarro, al que ha adelantado en la clasificación histórica) solo era un patadón para sacar el balón del área. El UCAM volvería a la carga, y de qué manera.


Dos tiros libres de Sant-Roos dibujaban un final al límite: 71-70. Restaban cuatro minutos, Campazzo acababa de entrar por el Chacho (también Tavares) y el base argentino asumió plena responsabilidad sin hacer locuras, leyendo los mínimos resquicios de la defensa murciana para atacar, sacar faltas y conectar una vez con Deck, y otra antes con Tavares. En ese tramo, 9 puntos (y eso que marró dos libres) y dos asistencias, ninguna pérdida (13 de valoración en medio cuarto). El factor desequilibrante, el que empujó a su terreno el desenlace. Con 78-76 y 30 segundos, firmó la embestida definitiva. Se cumplieron los pronósticos, más allá, el resto resultó impredecible. El UCAM rozó la gesta; se las hizo pasar canutas al Madrid.